sábado, 11 de junio de 2011

Collar pt1

Estaba cansado. Prácticamente, no me había sentado en todo el día. Todo lo que ahora quería era un vaso de agua y una butaca cómoda. Eran las diez de la noche pero la luna iluminaba de esa manera especial de todas las lunas llenas. Me senté en la silla de la cocina, no era la más cómoda pero no aguantaba en pié. No sé porqué motivo miré el reloj de pared. Es un reloj de esos que marca la presión atmosférica, la temperatura exterior e interior y muchos otros artilugios entre los que está la fecha. Ví la fecha, miré fijamente hasta que me percaté. Habían pasado ya dos años. Dos años desde la supuesta desaparición de mi prometida.


La policia dijo que era un secuestro o una fuga. La estuvieron buscando alrededor de unos 4 meses y después, dejaron el caso archivado. Los policias jamás aclararon que sucedió. Su familia y yo, nos quedamos con aquella angustia en el alma. Pocos días antes de desparecer, la invité a un restaurante del centro de la ciudad ya que nuestra casita estaba apartada del centro y no ibamos mucho por allí. En aquel restaurante, le pedí matrimonio después de seis años de relación. Ella se quedó un poco sorprendida pero al volver en si, me dijo que quería pasar su vida entera conmigo y que por consiguiente, sí. Fue un poco extraño todo, pero me hizo el hombre más feliz del mundo en aquel instante. Todo lo que quería se iba a cumplir. Iba a casarme con la mujer de mi vida pero todo eso se complicó. 


Me acuerdo de aquella noche. La llamé al atardecer para preguntarle si vendría temprano del trabajo. Preparé una cena para los dos; con velas y todo muy bonito, para hacerle saber lo especial que era para mí. Estuve esperando unas horas y al final llegó. Sorprendida, me dijo: "¿Qué se celebra aqui?"; yo le respondí : " Que estoy con la mujer más maravillosa del mundo". Con gran cara de sorpresa y felicidad, me besó. Sabía que le gustaría mi sorpresa. Después de cenar, nos sentamos en el sofá, nos estiramos juntos. Tomé su mano y la alcé hasta llegar a mis labios. Le besé la mano y posteriormente, la frente mientras nos mirabamos entre beso y beso. Eran besos llenos de amor, pasión y compenetración. Estuvimos abrazados varios minutos y me dijo de subir al dormitorio porque ya empezaba a tener sueño. Ella se levantó y mientras caminaba tarareaba su cancionciilla. Siempre que estaba contenta, tarareaba esa dulce canción. Me levanté y fui al baño para lavarme la cara mientras ella subía las escaleras. Entré en el baño, me miré en el espejo y ví a un hombre que no parecía ser yo. Tenía el pelo alborotado y tenía que afeitarme. Cogí una cuchilla y me afeité. Ella, me reclamaba mientras se ponía su camisón. Yo estaba acabando de retocar las patillas. 


Dejé la cuchilla aun húmeda de cuando la enjuagué y me sequé la cara. Cerré la puerta con cuidado de no hacer ruido y subí las escaleras chirriantes. La voz de mi novia, ya no se oía. Pensé que estaba dormida. No estaba. Cuando llegué a la habitación, sólo ví su ropa tirada por el suelo y una de sus botas. Empecé a gritar por toda la casa pero nadie respondía. Me asomé a la ventana del dormitorio y la ví. Estaba sacando la basura porque aún no había pasado el camión y daba tiempo. Más tranquilo, cerré la ventana y me desvestí. Cuando me había quitado la camisa del todo, oí unos pasos de botas muy fuertes en el barro que había detrás de la casa a causa de las lluvias primaverales.Escuché una voz que decía: "que no huya". Asustado abrí la ventana y me asomé, no se veía nadie. Bajé rapidamente las escaleras y salí. Allí ví las huellas en el suelo. Mi novia había bajado con las zapatillas y la voz que oí debería ser las huellas de botas que habían tan recientes. Grité por si me oía alguien, no podían secuestrarla. En ese momento, no. 


A la hora, llamé a la policía diciendo lo sucedido. Vinieron de inmediato a pesar que era ya medianoche. Observaron todo y dijeron que era extraño. Nadie la odiaba no tenía cuentas pendientes con ella. Era querida por casi todo que le rodeaba, Era una persona muy dulce.
Los policias investigaron. Al final, dijeron que podía haber sido una simple excusa para marcharse de dejarme.Pero habría llamado a sus familiares o se habría comunicado con ella alguien. Entonces, archivaron el caso.


A los ocho meses de su desaparición, mientras estaba mirando una pelicula, oí un golpe en la ventana. Pausé la película y me asomé, no se veía nada. Entonces, escuché ruidos en el tejado. Se oían los pájaros piar desesperados como si fueran amenazados por algún depredador. Cerré todas las ventanas con cerrojos. Las puertas las bloqueé. Sabía que había algo ahí fuera. A la media hora, abrí una de las ventanas para ver. No había nada más que huellas. Había alguien por la zona y no sabía de quién se podía tratar. Cuando me fui a dormir, escuché un ruido muy agudo y miré a través de la ventana. No había nada ni nadie. Apagué las luces y dormí como pude. 


La mañana siguiente, era soleada. Desayuné unas tostadas y fui al trabajo. Al abrir la puerta de la entrada, se bloqueó al girar el pomo. Cuando conseguí abrirlo, algo cayó al suelo. Miré y ahi estaba la prueba. Era el collar que le regalé cuando empezamos nuestra relación. Sabía que seguía viva de algún modo. Cogí el collar y me marché a trabajar. Por la noche, volví un poco tarde y ví que había una carta en el buzón, lo abrí y junto a la carta había una nota diciendo:


"Todavía te quiero"



Esa noche no pude dormir. Me tumbé en el colchón y tan solo, observaba el collar. Me levanté unas tres veces en toda la noche. La primera fui al lavabo y de paso, me lavé la cara para despejarme un poco, La segunda, porque necesitaba caminar. Necesitaba saber porqué me enviaba esas notas y no volvía. La tercera, porque oí la canción que tarareaba ella siempre que venía desde fuera.


Me asomé y la ví. Era ella. Estaba igual de hermosa que todos los días pero con la luna llena, parecía más guapa. Bajé a abrazarla. Abrí la puerta y ahí estaba.Con su larga cabellera negra y sus largas piernas que no acababan nunca. Me acerqué a abrazarla, pero cuando fui a rodearla con mis brazos, se apartó. Me dijo que no quería que la tocara con cara de tristeza. Le pregunté que había pasado, porqué se marchó,...
Simplemente me dijo que me quería, que todo lo que le gustaría era volver, pero que ya no podía. Acerqué mi mano para tocar su cara. Estaba helada. Era fria como el mármol. Se apartó de inmediato llorando.

-No debería estar aqui, no debería estar hablándote siquiera. Debo marcharme. Quiero que sepas, que te querré siempre,siempre..


Esas fueron sus últimas palabras. Después saltó al tejado y perdí de vista lo que quedaba de ella. Deducí lo que había sucedido era algo fuera de lo moral. La persona que más quería en el mundo, ¿vampiro?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario