domingo, 12 de junio de 2011

Collar pt4: "Desenlace: vampiro."

Me acuerdo que ella me concretó una hora. A las 23:18 en la puerta trasera de la casa. Allí estube puntual a la cita. Ella aún no había llegado pero ya estaba impaciente por sorprenderla. Quería decirle lo mucho que la había extrañado estos dos días mientras estaba tumbado en la cama recordando las muchas noches que pasamos juntos hacía a penas unos años.

Al final, oí un portazo por el corriente de aire que se había levantado a lo lejos. Sabía que estaba por los alrededores. Pronto llegaría. Al final, la ví. Hoy vestia unos tejanos y una gavardina negra. Iba ménos arreglada, pero igual de hermosa para mí. Caminaba muy decidida pero con la mirada apenada. Cada paso, un latido. Cada mirada, una chispa de amor en mi corazón. Se detuvo frente a mí y con voz ténue me dijo:
-Hola...¿qué has decidido?
Yo, simplemente, me limité a sonreirle y darle un beso. El último beso cálido que recibiría y que yo, daría. Cuando la besé le dije:

"Cariño, hace mucho que te he esperado y esto es un precio que soy capaz de pagar por estar una eternidad contigo, mi vida. Vivo, muerto, desnutrido o como sea; te quiero y te he querido siempre."

Se le humedecieron los ojos y me abrazó. Seguidamente, los tipos que siempre la acompañaban, me cogieron de cada brazo y me llevaron con ellos.

Aparecí en una sala en la que estaban ellos cuatro y una mujer encapuchada. La mujer encapuchada hablaba con ella pero no escuchaba que decían. Me daba un mal presentimiento porque ella, lloraba a escondidas. Creo que le dolía más a ella que a mí renunciar a mi vida humana.
Seguidamente, vino ella y me pregunto si estaba seguro de lo que iba a hacer; afirmé con la cabeza y gesticulé una mueca con los labios. Me besó de una manera muy dulce y triste a la vez, como si supiera que iba a ser el último que recibiría en toda la eternidad. Lo último que recuerdo de ahí, fue que noté sus labios recorrerme el cuello y un intenso dolor el las venas. Notaba como si me preteficaran el alma, pero por ella, como dije: "daría todo lo que soy".

Me desperté la siguiente mañana. Me sentía extraño. Mi boca sabía a sangre y las encías me dolían como si me nacieran las muelas. Abrí los ojos. Estaba en una especie de habitación blanca en la que sólo estaba ella cuidando de mí mientras dormía. Cuando abrí los ojos, estaba ella mirandome y sonreía. Acto seguido, me besó. No noté esa chispa de amor que siempre surge en cada beso. Lo único que sentí fue sus labios pero sin nada de sentimiento. Me extrañó muchísimo. Le pregunté si había ido todo bien. Ella agachó la cabeza y dijo entre voces:
"No sabremos nada hasta dentro de una semana..tenemos que ver si admites la nueva condición."

Mi condición de vida ahora, era ella. Todo mi mundo era ella. Le pedí que me abrazara y se tumbó conmigo. Yacimos unos largos minutos. Ya empezaba a notar esa frialdad por mi piel. Le pregunté si podía levantarme. Me dijo que era mejor guardar reposo pero que si quería, que podía pasear por los alrededores. Fui al baño. Alli, empecé a hacer abdominales, flexiones, saltos,... cuando pasaron diez minutos aun no sentía en absoluto nada de calor. Simplemente notaba un escalofrio de vez en cuando. Decidí parar porque me estaba mareando. Volví con ella.

A los pocos días, se vé que mi nuevo cuerpo aceptó mi nueva condición de no-humano. Pocos meses después, reemprendimos el compromiso de boda. A pesar de vivir en la penumbra, viviría con ella, que ya era más de lo que había tenido estos dos años.

Ahora sería frio
pero feliz.
Con un corazón muerto,
pero un amor intenso.

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